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Pautas de cuidado luego del tratamiento

Lo que el niño no puede hacer

Aquellos niños que quedan con discapacidades y/o secuelas como resultado de su cáncer o tratamiento pueden no ser capaces de hacer todo lo que podían hacer antes. De no ser así, debe ser alentado a volver a sus actividades normales, tan pronto como se sienta o sea capaz de hacerlo.  

Cansancio

Algunos niños se sienten muy cansados después de ciertos tratamientos, pero la mayoría se recupera después de unos meses de terminarlo. Cuando los niños finalizan el tratamiento, a menudo no son tan fuertes como antes, pueden haber perdido peso y también la costumbre de participar en todas sus actividades habituales previas. Se necesita tiempo para recuperar la fortaleza y esto se facilita con una dieta equilibrada y la introducción gradual a diferentes actividades. La escuela también debe colaborar con la reinserción del niño y ayudarle a participar en todo lo que sea posible. Cada niño es diferente, pero pronto serán capaces de retomar el colegio y reintegrar el deporte en su vida diaria.

Extracción del catéter

Remover el catéter es como una cirugía que se hace con anestesia general en el hospital y usualmente es un procedimiento menos complicado que insertarlo.

Luego del tratamiento, si los estudios o exámenes han terminado, el médico tratante considerará que se retire o no el catéter.  

Se pueden necesitar nuevos estudios de sangre cuando ya se ha retirado el catéter, que se realizarán con un pinchazo en el pulgar o con el procedimiento habitual con aguja.  

Las vacunas

La quimioterapia que se usa en dosis convencionales (no las dosis que se utilizan para trasplantes de médula ósea o de células madre) por lo general no destruye la inmunidad obtenida con las vacunas administradas antes del cáncer. Los médicos orientarán a las familias sobre si su hijo debe repetir las vacunas y también se pueden realizar pruebas para decidir si necesita refuerzos. A muchos niños, especialmente a los más pequeños, se les puede haber interrumpido su programa de vacunación de rutina durante el tratamiento. 

La mayoría de los niños puede comenzar a ponerse al día con las vacunas perdidas dentro de los 6 a 12 meses posteriores al final del tratamiento, excepto algunos que han tenido un trasplante de médula ósea, que no deberían recibir vacunas por más tiempo.  En todos los casos, el equipo tratante es quien indicará cuándo es seguro que vuelva a vacunarse.

Fiebre o malestares

En las primeras semanas luego de terminar el tratamiento, el niño puede presentar todavía neutropenia, tener el catéter y si tiene signos de infección va a necesitar ir al hospital. 

El sistema inmunológico del niño estará bajo por hasta 6 meses después de haber terminado el tratamiento. Si durante el mismo tomó medicamentos para protegerse del sarampión y la varicela, quizás le indiquen continuar tomándolos durante ese periodo.

Pubertad y Fertilidad

Después del tratamiento, la mayoría de los niños entran en la pubertad con bastante normalidad y son examinados regularmente en las visitas de seguimiento para comprobar esto. Si la fertilidad puede haber sido afectada, ya se habrá conversado cuando se informó el diagnóstico. Es muy difícil recordar todo lo que se dijo al principio del tratamiento, por lo que se debe volver a preguntar al médico.

Cuestiones que deben llamar la atención

Algunas de las señales de alerta a las cuales los padres deben atender y ocuparse son:

  • Varios moretones al mismo tiempo que no pudieron haber sido causados por la actividad normal. 
  • Dolores de cabeza o vómitos que se repiten y que son peores a primera hora de la mañana.
  • Pequeños bultos en el cuello, aunque son muy comunes en los niños cuando tienen una enfermedad viral, como un resfrío o dolor de garganta.

Ante cualquier síntoma es aconsejable comunicarse con el centro de tratamiento.

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