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Fundación Natalí Dafne Flexer
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Nuestra Historia

Natalí tenía 6 años cuando en medio de una clase de educación física sintió molestias en una de sus piernas. Por recomendación de su profesora, se lo contó a su mamá, Edith Grynszpancholc. Al día siguiente, luego de realizarse una radiografía, descubrieron la existencia de un posible tumor. En ese momento, la familia decidió viajar a Estados Unidos para continuar con los estudios diagnósticos.

En el hospital de Estados Unidos, Edith recibió material informativo sobre cáncer infantil que en aquel entonces no estaba disponible en Argentina ni en idioma español. Aquellos libros la ayudaron muchísimo, tanto a ella como a sus otros hijos, a transitar la enfermedad. A pocos días del fallecimiento de Natalí, y en su memoria, Edith decidió traducir y adaptar ese material con el fin de distribuirlo en los hospitales públicos de nuestro país de forma gratuita. 

A partir del contacto con las familias, Edith pudo conocer con mayor profundidad las necesidades que atravesaban durante el tratamiento de sus hijos. En ese momento sintió que no podía quedarse de brazos cruzados. Con el apoyo de un grupo de amigos, en noviembre de 1994 dio nacimiento a la Fundación Natalí Dafne Flexer.

Los comienzos no fueron fáciles. Edith necesitaba sumar apoyos para ayudar a las familias, pero en ese entonces el cáncer infantil era un tabú. Tuvo que recorrer un largo camino demostrando que el cáncer infantil no era sinónimo de una condena de muerte y que los chicos con cáncer merecían toda la ayuda posible. Finalmente, en el año 2000 logramos contar con una sede propia, que posibilitó un contacto más directo con las familias. A partir de allí, y con el claro objetivo de dar soporte a sus necesidades, dimos lugar a los distintos programas que hemos desarrollado y sostenido desde ese entonces.

Tanto la profesionalización y el desarrollo de nuestros servicios, como el creciente reconocimiento de la comunidad, nos llevaron a una etapa de expansión programática y geográfica. A lo largo de estos años, hemos fortalecido nuestro trabajo en red a nivel nacional e internacional convirtiéndonos en una organización referente en la problemática del cáncer infanto-juvenil, con incidencia en Argentina y Latinoamérica.

Crear la Fundación y desarrollarla, junto a un gran equipo de trabajo, ayudó a Edith a transitar el dolor y la ausencia. Hasta el día de hoy, significa la posibilidad de ofrecer apoyo y contención a miles de familias que, como ella, un día recibieron el diagnóstico de que su hijo tenía cáncer.