Cáncer de Hígado
Es un cáncer poco frecuente que afecta más comúnmente a los niños que a las niñas. Este tipo de cáncer puede ser no-canceroso (benigno) o canceroso (maligno). Hay dos tipos principales de cáncer de hígado que son malignos:
- Hepatoblastoma: este se desarrolla usualmente en niños menores de 5 años.
- Carcinoma Hepato celular (HCC): este es muy raro y afecta a niños mayores.
Otros tipos menos comunes son el sarcoma embrionario indiferenciado del hígado, el coriocarcinoma de hígado en lactantes y los tumores vasculares del hígado.
Algunos de los factores de riesgo o condiciones que aumentan las posibilidades de tener un hepatoblastoma son: síndrome de Aicardi, hemihiperplasia, síndrome de Beckwith-Wiedemann, poliposis adenomatosa familiar, peso muy bajo al nacer, entre otros. A los niños con estos padecimientos, a veces se les realizan algunos estudios en forma periódica, como ecografía abdominal y análisis de sangre hasta que cumplen los 4 años de vida, con la intención de detectar el cáncer en forma precoz si es que aparece.
Los factores de riesgo que aumentan las posibilidades de tener un carcinoma hepatocelular son: síndrome de Alagille, glucogenosis, infección por el virus de la hepatitis B, tirosinemia, entre otros.
Síntomas
El síntoma más común es un abultamiento o hinchazón en el abdomen que puede ser doloroso. Otros posibles síntomas son pérdida de peso, pérdida del apetito, náuseas y vómito.
Diagnóstico
Varios estudios e investigación se requieren para diagnosticar el tumor en el hígado. Con Ultrasonido y Rayos X se puede determinar si hay o no un tumor en el hígado. Otros estudios posteriores como la Tomografía computarizada o Resonancia Magnética determinarán la extensión de la enfermedad dentro y fuera del hígado. Igualmente se harán estudios de sangre para determinar la existencia de hormonas que producen los dos tipos de tumores de hígado y que se esparcen en el torrente sanguíneo, llamadas Alfa-feto proteína (AFP) y gonadotrofina coriónica humana. Midiendo los niveles de estas hormonas en la sangre se puede determinar si el tratamiento está respondiendo o sí el cáncer ha vuelto.
También se puede obtener una muestra del tumor mediante una biopsia.
Los médicos revisan la posibilidad de metástasis más allá del hígado, ya que algunas veces el tumor se presenta en los vasos sanguíneos que entran y salen del hígado. Esto puede afectar el tipo de cirugía para remover el tumor.
Otras veces el tumor se esparce fuera del hígado y se ubica en el abdomen. El tumor no se puede extirpar completamente.
Si el tumor se esparce fuera del hígado a través del torrente sanguíneo (enfermedad metastásica), normalmente se aloja en los pulmones. Aproximadamente uno de cada cinco niños diagnosticados tienen los pulmones afectados. Se usan Rayos X y TC o resonancia magnética para detectar si los pulmones están tomados.
Tratamiento
Este depende del diagnóstico y del estadio del tumor, ya sea de riesgo estándar o de alto riesgo, debido a que pudo haber hecho metástasis en otras partes del cuerpo.
Para el Hepatoblastoma el tratamiento es similar para todos los estadíos. Se inicia con quimioterapia para reducir el tumor y destruir los tumores que puedan producir metástasis. Sigue con cirugía para remover por completo los restos del tumor, unas semanas después de la quimioterapia. Posterior a la cirugía, la quimioterapia se reanudará.
Para los hepatoblastomas muy pequeños que se han extirpado en forma completa, se aplica la espera cautelosa o seguimiento estricto, que consiste en seguir muy de cerca los controles sin administrar otro tratamiento.
Para el Carcinoma Hepatocelular es un poco diferente, la quimioterapia no suele funcionar, con lo cual se hace la cirugía si el tumor es pequeño, sino se sigue el mismo tratamiento del Hepatoblastoma, pero las chances de éxito son menores.
También suele administrarse radioterapia para ambos tipos de tumores, sobre todo para mejorar la calidad de vida y aliviar los síntomas.
Si la quimioterapia no funciona, existe otro tratamiento llamado quimioembolización, que consiste en administrar medicamento directamente a la arteria que va al hígado.
Si existe una recidiva del hepatoblastoma, se utiliza la terapia de ablación, que destruye tejido del cuerpo a través de ondas de radio o inyección de alcohol directo sobre el tumor.
Si el tumor abarca las cuatro secciones del hígado, puede ser necesario un trasplante de hígado.