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Melanomas (cánceres raros de la piel)

La piel es el órgano más grande del cuerpo y está compuesta por varias capas, pero las 2 principales son la epidermis (que es la capa superior o más externa) y la dermis (que es la capa inferior o interna).

El cáncer de piel comienza en la epidermis, que se compone de 3 tipos de células: las células escamosas, las células basales y los melanocitos. Según en qué célula se origine el tumor, será diferente y se llamará de forma distinta: carcinoma de células escamosas de piel, carcinoma de células basales y melanoma.

El melanoma es un cáncer raro de la piel, pero es el cáncer de piel más frecuente en los niños, sobre todo entre los 15 y 19 años de edad.

Alguno de los factores de riesgo o condiciones que aumentan la probabilidad de tener un melanoma son: retinoblastoma hereditario, sistema inmunitario debilitado, nuevos melanocíticos gigantes (lunares o manchas grandes, oscuras que a veces cubren gran parte del muslo o del tronco), piel clara que se broncea con facilidad o se llena de pecas, cabello rojo o rubio, ojos claros, varios lunares grandes o muchos lunares pequeños, mucha exposición al sol o a las camas solares sin protección, antecedentes familiares de melanoma.

Síntomas

Los síntomas pueden confundirse con otras enfermedades, pero si el niño o adolescente tiene un lunar con alguna de estas características, se debe hacer la consulta médica a la brevedad para revisar: lunar de tamaño, color o forma que cambia, de bordes irregulares o que tiene más de un color, si hay picazón o eliminación de pus o sangre. También es importante consultar si algún área de la piel cambió de color sin motivo o si aparecen lunares nuevos de repente cerca de un lunar que ya estaba presente.

Diagnóstico

El diagnóstico se hace mediante los siguientes estudios:

  • Examen clínico y físico: el médico debe obtener información detallada de todos los cambios, signos y síntomas del paciente y realizar un examen físico detallado prestando especial atención a toda masa o tumoración palpable.
  • Examen de la piel: revisar la piel con detenimiento para verificar si hay lunares o áreas pigmentadas que se vean anormales por su color, tamaño o textura.
  • Se debe obtener una muestra del tumor (biopsia) la cual es luego analizada por un médico patólogo, quien hace el diagnóstico definitivo. En este caso, se toma una muestra del tejido anormal y también del tejido normal que lo rodea. El médico decidirá cuál es la mejor forma de tomar la muestra en cada lesión o cada paciente.
  • Estudios por imágenes: tomografía computarizada y resonancia nuclear magnética para facilitar la visualización del tumor y áreas adyacentes. Estos estudios se realizan después de diagnosticar el melanoma y sirven para determinar si las células cancerosas se diseminaron a otras partes del cuerpo.
  • Otras modalidades de imágenes que sirven para delinear mejor la masa tumoral y evaluar si existe diseminación a otras partes del cuerpo: PET scan o biopsia del ganglio linfático centinela (es el primer ganglio linfático donde es probable que el cáncer se disemine).

Tratamiento

El tratamiento tiene que ser llevado a cabo por un equipo de médicos especialistas en el tratamiento del cáncer infantil. Hay tres pilares fundamentales en el tratamiento: cirugía, inmunoterapias y terapias dirigidas.

Existen nuevos tipos de tratamientos mediante estudios de investigación o ensayos clínicos que no siempre están disponibles y que se pueden discutir con el oncólogo tratante.  

La cirugía es el principal tratamiento del melanoma infantil, con la meta de remover todo el tumor y una pequeña cantidad del tejido normal que lo rodea. A veces, se resecan (o extirpan) también los ganglios linfáticos cercanos.

La inmunoterapia o terapia biológica es una modalidad de tratamiento que utiliza el propio sistema inmune (sistema de defensa) del paciente para eliminar las células de cáncer. Algunas drogas que se utilizan para este tipo de tratamiento son el nivolumab, pembrolizumab, y el ipilimumab (el médico definirá y decidirá cuál podría ser el apropiado en cada caso particular).

Las terapias dirigidas (target) son un tipo de tratamiento que utiliza drogas que identifican y atacan a un tipo de células malignas en particular, causando menor daño a células normales del cuerpo, a diferencia de la quimioterapia y radioterapia. Algunas drogas que se usan o están en estudio para el tratamiento del melanoma son: dabrafenib, vemurafenib, trametinib o el binimetinib (el médico tratante definirá y decidirá si alguno de estos podría ser apropiado según cada caso en particular).

Seguimiento

Algunas de las evaluaciones hechas al diagnóstico (resonancia nuclear magnética, tomografía computarizada, PET scan) se repiten durante el tratamiento y después de concluido el mismo para evaluar cuánto funcionó. En base a estos resultados, el equipo médico decide si seguir, suspender o cambiar el tratamiento. Asimismo, estas evaluaciones se continúan realizando por un período de tiempo luego de completado el tratamiento para asegurarse que el cáncer no reapareció.