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Recomendaciones para el docente

Los maestros y profesores forman parte de la vida de los niños, por lo que ante el diagnóstico de cáncer de alguno de sus alumnos, tanto ellos como el resto del equipo docente necesitan algunas orientaciones, por lo que se sugiere que puedan:

Informarse acerca del cáncer infantil

Es necesario que el equipo docente cuente con información precisa acerca del cáncer infantil, ya que es frecuente que surja en el entorno la creencia popular que asocia cáncer con muerte. Sin embargo, hoy gracias a los avances de la medicina en los últimos 25 años, el cáncer pediátrico se cura en la mayor parte de los casos. Se estima que en nuestro país, aproximadamente el 70% de los niños sobreviven a la enfermedad, llegando a ser adultos con plenas posibilidades de llevar una vida similar al del resto de la población de su edad.

Informarse acerca de la situación de su alumno

Lo más indicado es consultar con los padres u otro familiar, para que les brinden información autorizada. También pueden ponerse en contacto con la organización de ayuda que acompaña a la familia o con la escuela hospitalaria, si la hubiera.

Definir con los padres si autorizan la información al resto del grupo y cuál es su contenido

Es esperable que surjan muchas preguntas en el aula, entre los compañeros y sus familias. Siempre se debe respetar la voluntad de los padres acerca de informar o no de la enfermedad del niño y respecto a qué tipo de información se puede dar, así como la actualización de su contenido. Esto se vuelve especialmente importante cuando otros hermanos concurren a la misma escuela.

Planificar la información para los compañeros

Una vez que los padres han autorizado a la escuela a hablar acerca de la enfermedad de su hijo, el equipo docente debe decidir cómo y qué comunicar al grupo. Esta tarea requiere preparación: pensar el contenido en función de las características del grupo: el momento evolutivo, si hubo alguna muerte cercana, si hay hermanos sanos en el colegio, lo que ellos saben acerca de la enfermedad y, si circularon fantasías o mitos tomados en cuenta en el momento de informar para aclararlo. Se puede pedir colaboración a la organización de ayuda que acompaña a la familia.

Habilitar un espacio de intercambio

Es importante generar un ambiente de confianza para que los compañeros puedan plantear miedos, preocupaciones y fantasías que surgen acerca de la enfermedad. Compartir pensamientos y emociones les permitirá ir comprendiendo tanto lo que le está sucediendo a su amigo como lo que ellos mismos sienten y, a la vez, descubrir modos de ayudar y ayudarse. Si los niños perciben que, si lo necesitan, pueden hablar con sus maestros de los sentimientos que están experimentando, se sentirán respaldados y podrán acompañar mejor a su compañero.

Dar apoyo a los hermanos que concurren a la misma escuela

Siempre que concurran hermanos a la misma escuela, es recomendable asegurarse de que sus maestros también hayan sido informados. La información debe ser coincidente y coherente entre todos los docentes, pues si existieran discrepancias o secretos, serían difíciles de mantener para los hermanos, y contraproducente, debido a la propia carga emocional que lógicamente ya tienen.

Solicitar apoyo al Gabinete Psicopedagógico u Equipo de Orientación Escolar (EOE) de la escuela

Si se observa que alguno de los compañeros está más angustiado que otros, o se sabe que ha tenido o tiene situaciones de enfermedad o muerte reciente en la familia, será conveniente que reciban este tipo de contención. Además, si fuera necesario, avisar a los padres para que lo apoyen o busquen ayuda profesional.

Recomendaciones para toda la comunidad educativa

Toda la comunidad educativa, incluyendo docentes, directivos, alumnos, personal de limpieza, comedor, auxiliares, etc. deben contar con la información necesaria para dar respuesta a las necesidades del niño y flexibilizar reglas de funcionamiento a fin de promover y facilitar su regreso al colegio. 

La flexibilidad debe estar presente con respecto a: 

  • Las visitas al baño.
  • El uso de gorros o pañuelos.
  • La cantidad y fecha de entrega de los trabajos.
  • La asistencia a clase (inasistencias frecuentes).
  • La asistencia a clase de padres o acompañantes.
  • La ingesta de alimentos y líquidos.
  • La asignación de asientos y la facilidad de acceso a la clase.

Para acompañar más a estos alumnos, los docentes, pueden:

  • Ofrecer apoyo y reconocimiento a su situación particular sin conceder favores especiales que no sean necesarios y los pongan en evidencia con sus pares.
  • Planificar adaptaciones curriculares para acompañar sus procesos de aprendizaje.
  • Conocer los síntomas y/o cambios que el tratamiento genera en cada caso.
  • Saber si tienen catéter y si deben cuidarse de golpes o sangrados.
  • Avisar a los padres si se presenta una enfermedad infecto-contagiosa, especialmente si se trata de varicela.
  • Tener en cuenta que no pueden recibir ningún tipo de vacunas, aún cuando se trate de Campañas Nacionales, sin las autorizaciones médicas correspondientes.
  • Saber si pueden realizar actividad física y, si no es el caso, reemplazarla por otro tipo de participación como dirigir el partido, ayudar al docente en otras tareas, etc.
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Aspectos Prácticos